UN ADOLESCENTE QUIERE MORIR

Más allá del miedo, de la culpa que se siente, es posible. 9 de cada 10 adolescentes lo piensan. Yo lo pensé.

La idea suicida aparece en nuestra mente y honestamente no sabemos bien porqué. Sé que cuando aparece una vez, suele volver a aparecer muchas más. Que regresa, como un eco, como el ruido de una piedra arrojada en un aljibe. Cuando duele algo, es razonable que no queramos estar ahí. Huir es razonable. Y quizás morirse se parezca a no estar ahí. Pero no lo sabemos a ciencia cierta.

Cuando el dolor es insoportable, nadie quiere estar ahí ¿Pero se puede?

Entonces, sentado frente a él o ella quiero decir:

¿De qué estás huyendo? ¿Qué es tan insoportable de ser contenido en tu cuerpo? Sé que estás solo, quiero sentarme en la penumbra de tu aislamiento. Yo estoy un poco solo también. Sé que duele, quiero estar ahí mientras duela. ¿Porque quién no le ha dolido algo? y sí que es mejor acompañado. Sé que este mundo es injusto, sexista, explotador, racista y cruel. Vivo en él. No quiero convencerte de lo contrario. Estoy con vos con mi propio miedo, con mi propia tristeza, con mi propia vergüenza. No quiero que te pase lo que te está pasando tan desesperadamente. Pero no quiero caerme en la pileta, quiero estar en el borde para poder estirar la mano y contar con una imposible dosis de ganas para que la tomes. Permíteme solo sentarme con vos, a estar con vos. Si puedes soportarme presente aquí, escudriñando tus miserias, te dejo el corazón abierto, para que puedas ver también las mías.

Pablo Gagliesi